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domingo, 9 de noviembre de 2014

Pecado Capital: Pereza

Montini Ariel Axel - Molina Ramírez Tomás Enrique


Los siete pecados capitales son una clasificación de los vicios mencionados en las primeras enseñanzas del cristianismo para educar a sus seguidores acerca de la moral cristiana.
El término «capital» (de caput, capitis, "cabeza", en latín) no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados.
 


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Pereza, la enfermedad del siglo XXI









Pereza
Todos los seres vivos que se mueven, tienden a no malgastar energías si no hay un beneficio, que no tiene por qué ser seguro e inmediato: puede ser algo probable o que se obtendrá en un futuro.
Los animales con mayor inteligencia, y sobre todo los jóvenes, a veces parecen contradecir la máxima de no desperdiciar energía. Son muy activos y no paran casi nunca quietos. Esta actividad tiene la utilidad de conseguir mejores habilidades o conocer mejor el entorno, entre otras ventajas.
En el caso de los seres humanos (y otros animales), tenemos un cerebro muy grande y que consume mucha energía (20 % del total que necesita el cuerpo), tanto si se usa, como si no. No utilizarlo supone un desperdicio de energía. Para evitarlo, una sensación desagradable, el aburrimiento, evita dejar inactivo el cerebro y otra agradable, la curiosidad, mueve al individuo a buscar algún tipo de actividad interesante, aunque no haya una necesidad inmediata. Las actividades no tienen por qué ser puramente mentales; sirve cualquier actividad en la que intervenga el cerebro, desde leer hasta hacer deporte.
A las personas que evitan realizar cualquier actividad de las cuales el beneficio no sea al instante se les llama vagos o perezosos. Las causas para tener dicha tendencia pueden ser variadas, desde mala alimentación o enfermedades o simplemente que las actividades que realizan no les resultan beneficiosas.

La pereza es algo habitual que está constantemente tentando al ser humano. Suele ocurrir que una persona haga planes para el futuro con mucho entusiasmo, pero cuando llega el día no lo cumple por pereza. Algunos ejemplos de esto lo son los planes de ejercicio, dietas, estudios y hasta tareas laborales. Los primeros hombres que habitaron la tierra, no tenían la necesidad de utilizar la frase “lo haré luego”; esto debido a que sus actividades en las cuales gastaban sus energías eran para el beneficio del aquí y el ahora. Era un estilo de vida.










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